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¿Otro primero de mayo es posible? Inquietante la escasísima capacidad de convocatoria que han demostrado hoy, primero de mayo, las centrales sindicales. Queda claro que las víctimas de la crisis no le encuentran utilidad a manifestarse el primero de mayo.

No comparto en absoluto la descalificación frívola de las centrales sindicales ni de su forma de actuar (por mucho que tampoco comparta el escaso perfil combativo que presentan en este momento), pero lo que está claro es que va siendo hora de que nos planteemos si las organizaciones de izquierda no deberíamos ofrecer otras formas de acción-movilización a la clase trabajadora.

Conste que la presencia de IU ha sido más que satisfactoria. Hay que felicitar a todos los compañeros y compañeras que la han hecho posible, pero es que no se trata de sacarnos a nosotros mismos a la calle, sino de sacar a la gente.

Hace años, se crearon por toda Europa eventos de protesta altermundialista los primeros de mayo: Los "MAYDAYS". La precariedad y la injusticia social eran el centro de explosiones de creatividad que suponían un relevo generacional en las formas de movilización: marchas, conciertos, acciones simbólicas, acciones directas, actos de desobediencia... todo un abanico de posibilidades en el que cada organización se expresaba libremente en un marco común. Poco o nada sabemos de este tipo de eventos por nuestra geografía.


Sin embargo, la propuesta EUROMAYDAY, como confrontación integral con el sistema (explotación, agresión ambiental, guerra, estado policial, consumismo, exclusión, pensamiento único) sigue viva en otros lugares de Europa. Desgraciadamente, en España, este tipo de propuestas sólo son planteadas por organizaciones o grupos autónomos, automarginados y minoritarios. ¿Debe ser esto necesariamente así? ¿No deberíamos las organizaciones que aspiramos a articular a la mayoría social ser las que diéramos un paso adelante?

El malestar existe, está ahí, latente, pero la población no se siente convocada a unas marchas que son "de los sindicatos" y en las que no hay lugar a la participación activa. Creo que otro primero de mayo es posible. Una jornada de reivindicación, encuentro y acciones de todo tipo en la que participen todas las organizaciones de la izquierda, cada una con su forma de actuar y sus reivindicaciones, pero con un mínimo común, que en este caso, en lugar de divisor, sería multiplicador.

Habrá que ir preparando la convocatoria, si es que tal tipo de confluencia es posible.

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