Estaba intentando explicarme cómo era posible que los represntantes del pueblo español en el Congreso, hubieran votado favorablemente una reforma laboral tan perversa, que tanto daño hace a parados, trabajadores y autónomos. Fue al ver lo que había votado cada grupo cuando empecé a comprenderlo.
Resulta que la reforma se ha aprobado por muy poco. El apoyo del PNV ha sido determinante. Los votos en contra de La Izquierda (IU), tan sólo 2, no han sido suficientes para frenarla.
Otra cosa hubiera sido si la ley electoral fuera equitativa, justa, proporcional... la palabra que querais. En definitiva, si igual que 10 millones de votos sle dan 150 diputados al PP, el millón de IU le diera 15 diputados, y no 2. IU, con 15 diputados, hubiera frenado la reforma.
Claro, con esta ley electoral, con esta constitución, eso es imposible. Cuando los poderes fácticos del franquismo pactaron la transición pacífica, allá por 1977, esa fue una de las condiciones que pusieron: un sistema electoral que, si bien diera cierto margen de maniobra a las fuerzas nacionalistas, cercenara la posibilidad de que la izquierda pudiera tener una representación parlamentaria proporcional a su peso electoral.
En aquél entonces esa fuerza era el PCE. Ahora es IU... a los tardofranquistas les daba igual. Ellos sabían a quién se referían, con independencia de las siglas... es esa amalgama de progresistas, ecologistas, feministas, rojos, sindicalistas, pacifistas, cristianos de base... esa escoria capaz de montar un pollo cada vez que a la derecha de toda la vida le hace falta una reformilla para ganar más pasta: ya sea abaratando el despido, privatizando las cajas, subiendo la edad de jubilación o invadiendo un país.
Lo último que hicieron los generales y señores del franquismo, antes de cerrar la puerta, fue pactar esa ley electoral que tapa la boca a IU y que ha permitido, por ejemplo, que ayer se aprobara la reforma laboral.
Volví a mirar las imágenes de la tele y ahora lo ví con claridad. Allí, en mitad de las filas del congreso, con la risilla contenida, seguía el dictador; disimulando la felicidad que le produce seguir ganando batallas después de muerto; comprobando la solidez de los nudos con que dejó atado y bien atado que siguieran siendo dueños de España los que le ayudaron a ganar la guerra.
Resulta que la reforma se ha aprobado por muy poco. El apoyo del PNV ha sido determinante. Los votos en contra de La Izquierda (IU), tan sólo 2, no han sido suficientes para frenarla.
Otra cosa hubiera sido si la ley electoral fuera equitativa, justa, proporcional... la palabra que querais. En definitiva, si igual que 10 millones de votos sle dan 150 diputados al PP, el millón de IU le diera 15 diputados, y no 2. IU, con 15 diputados, hubiera frenado la reforma.
Claro, con esta ley electoral, con esta constitución, eso es imposible. Cuando los poderes fácticos del franquismo pactaron la transición pacífica, allá por 1977, esa fue una de las condiciones que pusieron: un sistema electoral que, si bien diera cierto margen de maniobra a las fuerzas nacionalistas, cercenara la posibilidad de que la izquierda pudiera tener una representación parlamentaria proporcional a su peso electoral.
En aquél entonces esa fuerza era el PCE. Ahora es IU... a los tardofranquistas les daba igual. Ellos sabían a quién se referían, con independencia de las siglas... es esa amalgama de progresistas, ecologistas, feministas, rojos, sindicalistas, pacifistas, cristianos de base... esa escoria capaz de montar un pollo cada vez que a la derecha de toda la vida le hace falta una reformilla para ganar más pasta: ya sea abaratando el despido, privatizando las cajas, subiendo la edad de jubilación o invadiendo un país.
Lo último que hicieron los generales y señores del franquismo, antes de cerrar la puerta, fue pactar esa ley electoral que tapa la boca a IU y que ha permitido, por ejemplo, que ayer se aprobara la reforma laboral.
Volví a mirar las imágenes de la tele y ahora lo ví con claridad. Allí, en mitad de las filas del congreso, con la risilla contenida, seguía el dictador; disimulando la felicidad que le produce seguir ganando batallas después de muerto; comprobando la solidez de los nudos con que dejó atado y bien atado que siguieran siendo dueños de España los que le ayudaron a ganar la guerra.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCamarada Manuel. En estos días de zozobra cualquier gesto o palabra que reivindica solidaridad o justicia y que apunta a la pura y puta realidad remueve nuestros sentimientos, incluso a los más primitivos, y paradojicamente todo resulta más emotivo, hasta esas pequeñas cosas cotidianas aparentemente sin importancia. Como tu reflexión de arriba habrá centenares y como el acto de anoche habrá miles, pero son momentos irrepetibles. Pocas veces, como anoche, había cantado la Internacional con tanta pasión, con tanta necesidad de ser escuchado y entendido por los que estaban y están fuera de este entorno nuestro, tan sincero, tan despojado de la suciedad que inunda a los que se proclaman limpios y justos. Un abrazo. En la lucha...... Antonio Caba
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