Los sindicatos: objetivo prioritario del PP

El PP quiere neutralizar a las organizaciones sindicales para tener manos libres durante los próximos años. El plan de Rajoy es mejorar la competitividad de España por la vía de reducir salarios, hacer más precario el empleo y eliminar derechos laborales. Para ello, la derecha necesita desmontar los sindicatos, empleando varias herramientas:

En primer lugar, reformarán el marco jurídico, para vaciar de poder efectivo a las organizaciones sindicales. Es un camino que ya empezó el PSOE, con una reforma laboral que cuestionaba la negociación colectiva, pero sin duda el PP va a reducir la negiciación de las relaciones laborales al ámbito "íntimo" de las relaciones patrono-trabajador, empresa a empresa, con lo que la aceptación de cualesquiera condiciones de explotación a cambio del mantenimiento del empleo están aseguradas. El efecto, a medio plazo, es la pérdida de afiliación a los sindicatos, al percibir los trabajadores que, a la hora de la verdad, están solos ante su empleador.

En segundo lugar, la derecha ha comenzado ya a asfixiar a las organizaciones sindicales, recortando, allá donde puede sus medios humanos y económicos. El rumbo lo marcó Esperanza Aguirre, anunciando la eliminación de 2.000 liberados sindicales en la comunidad de Madrid. A continuación, vino Baleares, también gobernada por el PP, con la reducción de otros 89 delegados sindicales en el Govern. El objetivo es recortar capacidad de actuación a las organizaciones que encabezan las luchas contra los recortes sociales y en defensa de los servicios públicos. Pero también en buena medida, la única estructura con que cuentan los trabajadores para la organización de elecciones sindicales o la defensa de las condiciones de trabajo en el sector privado.

En tercer lugar, y quizá lo más grave, una parte esencial del ataque de la derecha a las organizaciones de clase, lo constituye una campaña de desprestigio a través de los aparatos de propaganda de la patronal, también denominados "medios de comunicación". La portada de hoy de "La Razón" es toda una declaración de guerra a la clase trabajadora. De lo que se trata, es de crear en los propios trabajadores la conciencia de que son robados por los sindicatos, de manera que los asalariados se revuelvan contra quienes tienen la misión de defenderlos.

Se trata, como podrá imaginarse, de una manipulación apoyada sobre un dato cierto, presentado torticeramente. Es verdad que este gobierno ha transferido una media de 250 millones al año a las centrales sindicales (una media de 100 Euros por afiliado y año) El objetivo del 80% de esa cantidad es la realización de cursos de formación laboral, un derecho reconocido por la propia constitución española, y del que se benefician tanto trabajadores en activo como parados en formación y en búsqueda de empleo. Cuando el escaso nivel formativo de los trabajadores es una de las principales carencias de nuestro sistema productivo, a la par que causa de nuestra alta tasa de siniestralidad laboral, criminalizar a los sindicatos por percibir subvenciones para dar formación a los trabajadores no deja de ser, como poco, paradógico.

Las subvenciones que perciben los sindicatos son una broma comparadas con las que reciben los aparatos ideológicos de la derecha. A lo largo de la pasada legislatura, la Iglesia Católica percibió 24.000 Millones de Euros (24 veces más que las centrales sindicales), mientras que la organización de la patronal, la CEOE, recibió 1.600 millones de Euros, a un ritmo de 400 millones de euros anuales.

Evidentemente, que nadie espere un titular de "La Razón" diciendo "La Iglesia recibió 24 veces más que los sindicatos con un gobierno socialista".

Posiblemente, gran parte de lo que reciben tanto la Iglesia como la CEOE, sean fondos dedicados a obra social y a formación respectivamente. Justificables y de interés público. Pero de lo que se trata, es de señalar la agresiva campaña en la que se halla embarcada la derecha para desprestigiar a la más importante herramienta de defensa de nuestros derechos con la que contamos ese 99% de la población que dependemos de un salario o una pensión para llegar, lo más dignamente posible, a fin de mes.

Todo esto no contradice en absoluto la necesidad imperiosa de revisar el papel y los métodos de los sindicatos. Como poco, desde la izquierda, debemos aspirar a que las centrales sindicales mejoren en:
1. Mayor cercanía a los centros de trabajo y seriedad en la dedicación de las horas sindicales.
2. Un trabajo arraigado en los territorios, recuperando el sindicalismo comarcal, local, de barrio.
3. La puesta en marcha de campañas de concienciación de los trabajadores.
4. Mayor preocupación por precarios, parados y temporales, aunque sean menos "rentables" en las elecciones sindicales.
5. Una posición más beligerante y menos dada al entendimiento con las patronales.
6. La erradicación de prácticas de connivencia entre patrones y delegados, tan habitual en muchos pequeños cenrtos de trabajo.
7. Erradicación de prácticas de enchufismo consentido en las administraciones, y claro compromiso en defensa de lo público y no de las mejoras cortoplacistas de los funcionarios.

Los sindicatos distan mucho de ser perfectos, pero que nadie crea que la derecha los critica para mejorarlos... lo que hace es atacarlos para destruirlos. La misión de los militantes de La Izquierda, y de cualquier trabajador con un nmínimo de conciencia, debe ser defender a las organizaciones sindicales por principio, sin dejar por ello de señalar internamente todo aquello en lo que deban mejorar, las contradicciones en las que incurran y las prácticas inaceptables.

Mejorar el sindicato es tarea de todos. Defenderlo también debe serlo. Máxime en el periodo que viene de fuerte confrontación ante los recortes, contrarreformas, privatizaciones y desregulación. La unidad entre organizaciones sindicales (UGT, CCOO, CGT, USTEA), políticas (Izquierda Unida) y sociales (15M, DRY, Mesas de convergencia, etc.) va a ser más necesaria que nunca. Debemos estar alerta ante los intentos de la derecha por sembrar la disensión entre el bando de quienes vamos perdiendo la batalla de los derechos sociales y laborales con la excusa de la crisis que ellos (los dueños de La Razón, entre otros) nos han organizado.

Comentarios

  1. Yo me conformaría con que los Sindicatos fueran tan beligerantes como los otros dos grandes subvencionados :La Iglesia y la CEOE.

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