Desde 2002, los salarios bajaron un 10%

La inflación es un síntoma de la lucha de clases, y vamos perdiendo. Este es el resumen. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, en los úiltimos 8 años los trabajadores españoles hamos perdido un 10% de  nuestro poder adquisitivo. Esto, descontando los 5 millones de parados y haciendo media del suelo de un mileurista con el de un directivo de nómina astronómica.

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha presentado recientemente un informe del que hoy se hace eco el diario Público. Según los datos del informe, entre 2002 y 2009, la inflación subió un 23%, mientras que los salarios lo hicieron en un 14%. Eso sí. El informe destaca también que los alimentos básicos, la denominada "cesta de la compra" subieron un 48%, mientras que la vivienda lo hizo en más de un 60%. Es decir, que el coste de la subsistencia subió en el entorno del 50% en un periodo en el que los salarios (para el que lo tenga) sólo subieron un 14%.

Es curioso que ningún economista sesudo, a la hora de analizar la crisis, se pare en este tipo de datos. Porque lo que significa esa avalancha de porcentajes, es que los trabajadores y pensionistas españoles, hemos acumuado una inmensa pérdida de capacidad de compra en estos últimos 8 años. Que esa pérdida de poder adquisitivo se ha compensado con un endeudamiento masivo. Unos préstamos para consumo que ahora quien más, quien menos, todos estamos pagando. Tengamos en cuenta que el alargamiento de los plazos de los préstamos hipotecarios, son otra forma indirecta de créditos al consumo, pues a fin de cuentas se libera capacidad adquisititva para el consumo a cuenta de un préstamo que condiciona una parte altísima de los ingresos de la vida laboral de un trabajador para la satisfacción de ese préstamo.

Ahora ya se ha pasado el tiempo de conseguir préstamos para poder consumir. Ya no hay préstamos que permitan mantener el nivel de consumo. El consumo interno debe ir al ritmo de ese -10% de poder adquisitivo. No sólo eso, sino que, además, la mayoría de la población está ahora pagando préstamos por consumos contraidos hace 2, 5 u 8 años, con lo que su poder adquisivo es aún menor.

¿Cómo va a despegar el consumo interno? En estas condiciones es imposible. Más aún, con los adelantos que vamos teniendo de las políticas que piensa aplicar Rajoy, que hablan de minijobs, contención salarial, abaratamiento de despido y reducción de empleados públicos.

La inflación es un síntoma de la lucha de clases. Los dueños del capital usan la subida de precios como una forma indirecta de reducir el valor real de los salarios. En lugar de pagar menos a sus trabajadores, les pagan lo mismo, o incluso más, pero esas monedas, en realidad, valen menos, pues las mercancías que los capitalistas venden, valen más. Así mejoran su beneficio en un terreno (el de la fijación de precios) en el que no tienen que sentarse a negociar con los representatnes sindicales.

El problema que genera entonces el capital es que, al hacer lo mismo todos, los capitalistas acaban por asfixiar a la gallina de los huevos de oro (es decir, a nosotros, los trabajadores) que ya no podemos comprar sus productos y/o hacer frente a los pagos de sus créditos... y así acabamos en esta crisis de demanda.

La escasez genera escasez, y la abundancia genera abundancia. Por desgracia, este esquema, que vale, para un país, no es válido en el mundo globalizado. Las (cada vez menos) empresas que operan en España, obtienen beneficios de forma creciente en el sector exterior. Los clientes del capital español están, cada vez más, en el extranjero. Ya sea vía exportaciones, ya sea vía turismo (que es una forma paradójica de exportación) El caso es que los capitalistas pueden seguir vendiendo aunque los españoles no podamos comprar, porque sus clientes son otros. Siguen asfixiando a la gallina porque, milagrosamente, eso les permite cosechar huevos de oro en la gran de al lado.


Ni el social-liberalismo del PSOE se ha atrevido, ni la derecha de toda la vida sirve para rescatarnos de este ciclo perverso. ¿Por qué?

Porque para salir del pozo, hay que hacer girar la polea al revés (de lo contrario, el cubo se hunde más). Hay que reducir los beneficios empresariales e incrementar, por un lado los salarios y, por otro, los ingresos del estado (los impuestos) para que el propio estado, con inversión pública, genere empleo y actividad económica. Eso, si se piensa en los españoles, en su bienestar y en sus necesidades... porque no tiene que ser así, necesariamente ¿No?

Tenemos un presidente que, al parecer, es lider del partido más españolista y patriótico que hay en el panorama nacional (nunca mejor dicho) En breve comprobaremos que el suyo es un nacionalismo de panderete y no verdadero amor a su país (o sea, a sus paisanos) En los próximos meses, vamos a ver qué decisiones toma Rajoy. Si va a empezar a darle un poco de aire a la gallina (nosotros) o va a dejar que la sigan asfixiando porque, a fin de cuentas, los dueños del capital en España, ya cogen los huevos en otras granjas. En ese caso, el final está claro. Los españoles, sólo serviremos para caldo, como gallina vieja que somos.

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