La Seguridad Social tiene un agujero. Rajoy una taladradora

El jueves 22 hay convocada en Granada una nueva movilización en defensa del sistema público de pensiones. El lema: "Por unas pensiones dignas" está más que justificado: Rajoy, cumpliendo nuestras peores sospechas, ha convertido su famosa promesa de "garantizar una revalorización mínima del 0,25% de las pensiones" en un límite para dicha subida, dejando a los pensionistas con una subida nominal de dos o tres Euros (en el mejor de los casos) que, en términos reales, supone una pérdida cuatro veces mayor cercana al 1% (el IPC de 2017 fue del 1,1%)

Además, la gente sabe que Rajoy ha devorado en 5 años todo el fondo de reserva de la seguridad social. 60.000 millones que teníamos para momentos de necesidad, que costó dos décadas atesorar y que han desaparecido como lágrimas en la lluvia en manos de estos liberales replicantes que nos malgobiernan. ¿Era esto inevitable? ¿Acaso eran estos los momentos de necesidad para los que se creó ese fondo? No. En absoluto.

Para comprender lo que ha pasado, es fundamental recordar qué son las cotizaciones sociales. Son una parte del salario del trabajador que, en lugar de ser entregada a éste, es depositadas en la Tesorería de la Seguridad Social para el pago de las pensiones de los actuales trabajadores, como un mecanismo de solidaridad intergeneracional, con la confianza de que trabajadores futuros entregarán sus cotizaciones, para que los actuales puedan cobrar, en su día, su pensión. La cotización la hace automáticamente la empresa, detrayéndola del salario del trabajador.

La Seguridad Social tiene un agujero, es verdad, pero ese agujero se lo ha hecho la derecha española con una política antisocial de manual: recortar el salario a los trabajadores. Lo hicieron en 2013, cuando la Seguridad Social todavía tenía un fondo de reserva saludable, entregando a la clase empresarial un regalo en forma de rebaja en las cotizaciones de dos puntos: uno en 2013 y otro en 2014, lo que supone el ahorro de decenas de miles de millones en cotizaciones sociales para los señores de la CEOE.

El resultado, como es evidente, es que el flujo de ingresos en la caja de la seguridad social se redujo. Veamos algunos datos: en 2012, los ingresos por cotizaciones fueron 101.059 millones de Euros, aportados por 16.531.048 trabajadores activos. Esto deja una media de cotización de 6.113 Euros por trabajador. En 2017, tras la reforma del PP, las cotizaciones anuales se estiman en 107.872 millones. La cantidad cotizada ha subido, pero no tanto como el número de cotizantes, que ahora han pasado a ser 18.417.756. El resultado es que la cotización media ha pasado a ser de tan solo 5.857 Euros por trabajador y año. Teniendo en cuenta la subida del IPC, son 261 Euros anuales menos de cotización por trabajador. 261 Euros que debieron entrar en la caja común y no lo hicieron. 261 Euros, además, que nos pertenecían a nosotros, los trabajadores y que la reforma de la derecha entregó en forma de ahorro a la patronal. Una transferencia neta de riqueza de los trabajadores a los capitalistas ¿qué raro no? Para que luego digan que las ideologías han muerto.

En términos globales, esos 261 Euros, multiplicados por los 18 millones de trabajadores, 5 años después, suponen que en 2017 en la Seguridad Social dejaron de entrar casi 7.000 millones de Euros de cotizaciones. La mitad de todo lo que ha sacado Rajoy del fondo este año. Algo similar pasó en 2016 y en 2015... ¿Entienden ahora por qué hay un agujero en el sistema de la Seguridad Social? Porque lo ha hecho la derecha española. Si no se hubiera hecho, a estas alturas todavía podrían quedar más de 20.000 millones en el fondo de reserva. Por cierto, el artista artífice de este saqueo se llama De Guindos y los jerarcas europeos le han premiado haciéndole vicepresidente del Banco Central Europeo. Servir al capital puede no ser bonito, pero es rentable.

La caída de ingresos a la Seguridad Social por trabajador, que ha sido de un 4,27%, no se debe solo al regalo de parte de nuestras cotizaciones a los patronos. Además, el modelo de despido barato y desregulación, ha fomentado una contratación precaria en la que se cotiza menos. Una rebaja de cotizaciones que caracteriza el modelo precario de relaciones laborales de Granada. Si territorializamos a nuestra provincia la comparación anterior, descubrimos que hemos pasado de 291.548 trabajadores a una media de cotización anual de 4.496 Euros en 2012, a 326.105 trabajadores empleados en Granada con una media de cotización anual de 4.165 Euros. La caida de cotizaciones es de 337,62 Euros anuales en términos reales. Mucho mayor que los 261 la media estatal, pero aún mayor en términos comparativos, ya que en Granada los salarios son menores que en el conjunto del Estado. En Granada, la caída de cotizaciones ha sido del 7,5%. Esto supone, en último término, una forma de recorte salarial porque, recordemos, todo el dinero de las cotizaciones pertenece a los trabajadores y trabajadoras. Esto es así porque el modelo de contratación precaria es más intenso en los sectores de menor valor añadido (agrícola, hostelería, comercio...) donde más se explota a la gente, vaya, que es en lo que nos está especializando el modelo de desarrollo económico que han decidido reservar para Granada desde la UE a Susana Díaz, pasando por el PP de Madrid.

Díganme ustedes ahora si no tenemos motivos para luchar por las pensiones, nuestras pensiones, las que nos están robando. Y todo para que cada vez nos resulta más atractivo apartar un poco más de nuestros magros salarios para abrir un fondo de pensiones privado en los mismos bancos que rescataron con nuestro dinero. Como siempre, en el fondo, es todo cuestión de clase. 

No se olviden, el jueves a la una, en la Plaza del Carmen.

Publicado en www.elindependientedegranada.es el 21 de febdereo de 2018

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